Nota a Paola Rubattino, madre, militante y candidata a diputada en PARA TEMPRANO es TARDE con Guille Romero por Radio La Voz
Soy madre de un hijo con autismo severo. Estoy atravesando un cáncer que me recuerda todos los días la fragilidad de la vida. Y me enfrenta, como a tantas otras familias, a una pregunta que nos desvela: ¿qué va a pasar con nuestros hijos cuando nosotras no estemos?
De ese miedo compartido nació hace años Alas, la asociación civil que fundamos en Gualeguay y que hoy reúne a 75 familias. En Alas nos sostenemos en la batalla diaria: por un turno médico, por un acompañante terapéutico, por una medicación, por la cobertura de un tratamiento. Todo eso que se suma a las tareas de cuidado 24/7 que ninguna familia debería afrontar sola.
El Estado no es un lujo: es la diferencia entre avanzar o quedar desprotegidos
Quienes criamos chicos con discapacidad sabemos que el Estado no es un privilegio: es un derecho. Nunca imaginamos que podía desaparecer. Y sin embargo, está pasando.
Hoy vivimos en un país donde funcionarios se atreven a decir que tener un hijo con discapacidad es problema de la familia. Donde el presidente veta leyes que declaran la emergencia en discapacidad y en pediatría. Donde las madres y padres que reclaman en la plaza reciben palos de las fuerzas de seguridad.
La política entra a nuestras casas
La pobreza golpea a quienes ya estaban al límite. En nuestras recorridas por Entre Ríos vemos docentes y policías haciendo dedo en la ruta porque no tienen para el colectivo; familias viviendo en ranchos de nylon sin luz ni agua; adultos mayores sin medicación; gurises descalzos y con hambre.
Y mientras tanto, vemos funcionarios que llegan en avión, se sacan una foto y repiten que el peronismo hizo todo mal, que el kirchnerismo debe desaparecer, sin asumir ninguna responsabilidad en el desastre que estamos viviendo.
Las próximas elecciones son decisivas. Está en juego la reforma laboral, la jubilación, el aguinaldo, los derechos conquistados. No podemos volver a tener legisladores que se esconden detrás de los cortinados, que niegan el quórum o votan en contra del pueblo por acuerdos de cúpula.
Capital social, capital político
Como madre y militante aprendí que nada se construye en soledad. Lo que Pierre Bourdieu llamaba capital social es esa red de afectos, de compañeros y de organizaciones que nos sostienen cuando la vida se vuelve insoportable. Esa trama de vínculos no es un privilegio: es un derecho colectivo que debemos cuidar y ampliar.
También sé que la política se alimenta de confianza y legitimidad. No me presento a una banca para hablar de mí, sino porque reconozco que la confianza que muchas y muchos depositan en mi palabra es un bien común. Ese capital político no me pertenece: le pertenece a cada familia que reclama un Estado presente.
Mi compromiso es honrarlo en cada decisión que tome como diputada. Porque al final del día, aprendemos a construir política desde lo más simple y profundo: la vida cotidiana.